¿Qué es escuchar? Podríamos definirlo como el proceso de percibir sonidos, que comienza cuando, gracias a una fuente externa, el estímulo sonoro llega a nuestro oído.
Vivimos rodeados de sonidos, desde los que no soportamos ni oír, como el desagradable ruido de unas obras, hasta los sonidos tan suaves que son prácticamente imperceptibles, como un susurro.
Sigue leyendo y te contamos en qué consiste el campo auditivo y el umbral auditivo del ser humano y los niveles de intensidad sonora que existen.
Lo primero sería identificar qué es el campo auditivo. El campo auditivo de una persona se refiere todas aquellas frecuencias del sonido que podemos percibir. Sin embargo, el concepto del campo auditivo, que describe la gama de frecuencias sonoras perceptibles, no sólo es aplicable a los humanos, sino que también revela un intrigante panorama cuando se extiende al reino animal, incluyendo el campo auditivo de los animales.
El campo auditivo de los humanos, que en su representación gráfica tiene la forma aproximada de un ojo abierto, es el compendio de los sonidos que el oído sano de una persona puede percibir. Está comprendido entre cuatro límites: los infrasonidos, los ultrasonidos, el umbral de audición y el umbral del dolor.
Los ruidos que superan los 120 dB, conocidos como el umbral auditivo del dolor, resultan insoportables y pueden causar dolor en el oído, especialmente afectando al oído medio y provocando pérdida auditiva permanente tras exposiciones prolongadas.
¿Qué frecuencias percibe el ser humano? El campo auditivo nos permite recibir señales de frecuencias entre los 16 o 20 Hz hasta los 16.000 o 20.000 Hz.
Dentro del campo auditivo existe una zona en donde se concentra la palabra. Se denomina campo de la palabra o zona del habla y es el área en donde la mayoría de los sonidos conversacionales del lenguaje hablado pueden ser detectados en un entorno silencioso a una distancia de 2 metros.
Cuando trasladamos esta perspectiva al mundo animal, descubrimos que el campo auditivo de los animales varía ampliamente según sus necesidades y adaptaciones evolutivas. Desde los ultrasonidos utilizados por murciélagos para la caza hasta los infrasonidos empleados por elefantes para la comunicación a larga distancia, cada especie tiene un campo auditivo único que desempeña un papel fundamental en su supervivencia y comportamiento.
En resumen, el campo auditivo no solo es un fenómeno humano; es una ventana intrigante hacia la comunicación y la adaptación sensorial en el reino animal.
El umbral auditivo es el nivel mínimo de presión sonora que el oído humano es capaz de percibir. Se puede definir como el nivel mínimo de un sonido para que este logre ser percibido. Esta cifra se sitúa en 0 dB siendo el máximo en torno a los 120-140 dB, donde la percepción de sonido es sustituida por una sensación de dolor.
El umbral no es un límite concreto pues depende de la frecuencia y la intensidad del sonido, la forma en la que se presenta al oyente o la manera en la que se mida. Sin embargo, el umbral auditivo normal se sitúa entre 0 y 25 decibelios audiométricos. Según bajan las frecuencias y con ellas el sonido, este umbral tiende a subir. De esta forma vemos que la respuesta del oído a diferentes frecuencias no es siempre la misma. A este fenómeno se le denomina desplazamiento del umbral. Este desplazamiento puede ser temporal o permanente. El desplazamiento del umbral es el aumento del umbral auditivo para una determinada frecuencia. Cuando se produce este fenómeno, la sensibilidad auditiva disminuye y cuesta más percibir sonidos suaves.
Por otro lado, el umbral superior de frecuencias es variable y depende siempre de la edad. Y es que, según pasa el tiempo, las células capilares del órgano de Corti se deterioran, provocando que percibamos cada vez menos las frecuencias agudas. La exposición prolongada a sonidos dañinos también contribuye a acelerar la pérdida de audición de estas frecuencias.
La medición del umbral auditivo se realiza mediante un examen llamado audiometría tonal, que evalúa la capacidad auditiva. Este examen mide la intensidad del sonido en decibelios (dB) y la frecuencia en hertzios (Hz).
Un umbral auditivo normal está entre 0 y 25 dB, y se considera que a partir de los 20 dB ya se puede percibir el sonido. Según la OMS, a partir de los 20 dB se considera que una persona tiene capacidad auditiva. Además, la audiometría tonal no solo nos ayuda a entender si oímos bien o no, sino que también nos permite conocer si hay algún problema específico en ciertas frecuencias ayudando a determinar el grado y tipo de pérdida auditiva que presenta una persona. Es como obtener un mapa detallado de cómo funciona nuestra capacidad auditiva.
La intensidad del umbral auditivo se refiere a la medida de la intensidad del sonido en el aire, justo en el lugar donde se encuentra la persona que escucha. Es como medir cuán fuerte es un sonido en el espacio alrededor de tus oídos. Por ejemplo, si estás en una habitación y alguien toca suavemente un instrumento musical, la intensidad del umbral de audición indicaría qué tan fuerte percibes ese sonido específico en ese entorno.
A partir de los 70 dB el sonido que percibimos produce efectos psicológicos negativos en acciones que necesitan atención y concentración. Es más, según la OMS, una persona puede tolerar hasta un máximo de 65 dB. Por encima de esa cifra, conviene evitar la exposición a esos sonidos de tan alta intensidad. Además, el uso continuado de auriculares con un volumen muy alto durante un tiempo prolongado puede variar nuestro umbral de audición y perjudicar a nuestra audición.
La exposición a sonidos de entre 80 y 90 dB puede provocar cansancio, estrés y alteración del sueño mientras que los ruidos entre 100 y 110 dB se encuentran dentro del “umbral auditivo tóxico” ya que pueden provocar lesiones en el oído medio.
A partir de los 120 dB nos encontramos con el “umbral auditivo del dolor” y es que en esta categoría están los ruidos tan insoportables que llegan a causar dolor físico en el oído solo con escucharlos.
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Nuestro día a día está lleno de sonidos, pero no todos son igual de agradables y, por supuesto, su efecto en nuestro oído es muy diferente. A continuación podrás leer la clasificación de la intensidad de diferentes sonidos cotidianos y cómo afectan a quienes los escuchan si no llevan ningún tipo de protección.
¿Te ha pasado alguna vez que tras irte de un concierto has notado que no escuchas bien? No te has quedado sordo, sino que tu audición se ha resentido por los sonidos altos a los que ha sido expuesta.
Normalmente tiene que pasar poco tiempo para volver a recuperar del todo la audición y que tu umbral auditivo sea normal. Es decir, dejarás de gritar a los pocos minutos y volverás a comunicarte en tu tono habitual.
Este cambio de umbral auditivo tan común recibe el nombre de desplazamiento temporal del umbral o fatiga auditiva.
Los estudios indican que la pérdida de audición está asociada tanto con el buceo profesional como recreativo. Sorprendentemente, el umbral auditivo en frecuencias agudas tiende a subir en buceadores profesionales a medida que hacen más inmersiones y acumulan más años de experiencia, ¡incluso cuando no se topan con ruidos fuertes!
Para entenderlo mejor, imagina a un buceador profesional. Aunque trabaje en ambientes submarinos sin ruido fuerte, los estudios muestran que su capacidad auditiva en tonos agudos puede verse afectada con el tiempo. Incluso cuando no hay sonidos que puedan dañar sus oídos. Además, un estudio realizado a 233 buceadores profesionales concluyó que su umbral auditivo en buzos profesionales no expuestos a ruido promedio se sitúa entre 22 y 36 dB para diferentes frecuencias. Este hallazgo nos indica que la actividad del buceo, aunque no haya ruido molesto, puede tener un efecto medible en la audición de estos profesionales.
Y no solo eso, también se ha estudiado cómo el buceo a grandes profundidades afecta el sistema nervioso de los buceadores. Los resultados sugieren que hay un impacto, lo que amplía nuestra comprensión sobre los posibles riesgos asociados con esta emocionante pero peculiar profesión.
En resumen, la pérdida de audición en frecuencias agudas entre los buceadores profesionales parece estar relacionada con su edad y los años que llevan en la profesión, incluso si no están expuestos a ruidos fuertes en el trabajo.
Cuando los cambios en el umbral auditivo son permanentes y la audición no se recupera con rapidez se debe a que la capacidad auditiva se ha visto resentida y se ha producido una pérdida auditiva.
Si, por ejemplo, te has dado cuenta que ya no puedes seguir una conversación grupal, es porque tu umbral auditivo ha aumentado y ya no puedes oír los sonidos más bajos de 60 dB. Lo más probable es que tengas hipoacusia.
En ese caso, te recomendamos acudir cuanto antes a un centro auditivo para ser atendido por especialistas. En Miaudífono te conseguimos un estudio auditivo completo y gratuito para determinar el daño de tus oídos. ¡Contáctanos!
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