Los 12 sonidos más desagradables para el oído

Son muchos los sonidos que pueden llegar a ser incómodos y producir rechazo al oído. Cada uno de nosotros experimentamos la audición de manera individual e interpretamos los sonidos y su intensidad de manera distinta. En cualquier caso, te vamos a mostrar algunos de los sonidos del entorno que la mayoría de la población considera desagradables.

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Conoce los sonidos más desagradables para el oído

Sabemos qué sonidos ponen felices a nuestros oídos, pero seguro que también sabes cuáles son esos sonidos que te molestan cada vez que los escuchas. Son sonidos que chirrían en nuestros oídos y también en nuestro cerebro porque es quién se encarga de interpretar cada uno de esos sonidos que percibimos en nuestro día a día.

¿Por qué estos ruidos nos parecen tan molestos? La respuesta hay que buscarla en la interacción entre la parte del cerebro que se encarga de procesar el sonido junto con la corteza auditiva y la amígdala, encargada de la transformación de las emociones negativas. La amígdala es quien modula la respuesta de la corteza auditiva ante el sonido. Si se eleva la intensidad, se produce una reacción negativa ante ese ruido.

El sentido del oído está relacionado con nuestro estado de ánimo a través del sonido. Cuando esos sonidos no nos agradan en absoluto, tendemos a taparnos los oídos o a huir del lugar donde estén sucediendo para no escuchar lo que está sonando a nuestro alrededor.

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Estos son algunos de los sonidos más desagradables para nuestros oídos:

  • Las uñas o una tiza chirriando sobre la pizarra. Al decirlo notas ese escalofrío recorrer tu espalda. Este sonido puede resultar tan negativo que hay más de un profesor que lo utiliza para recuperar la atención de sus alumnos.
  • El llanto de un bebé. No hay peor suerte que subirte en un avión en el que te espere un largo viaje y que tu asiento esté cerca de un bebé que no para de llorar.
  • Un taladro eléctrico perforando una pared. Las obras en casa provocan mucha irritabilidad y los sonidos desagradables que se experimentan durante la reforma son una de las razones.
  • El sonido de un cubierto en un plato de porcelana. Este sonido está en la lista de ruidos molestos habituales que todos podemos sufrir en nuestro día a día mientras comemos.
  • El ruido de los trenes al frenar. Ese chirrido te llevará a mostrar tu mayor mueca de desagrado. Puede llegar a estropear tu momento romántico esperando el tren.
  • Las cuerdas de un violín mal afinado. La importancia de una buena afinación para los músicos es de vital importancia. Generalmente, cuentan con un oído fino y una mala nota no les pasa desapercibida.
  • Cuando se acopla el sonido de un micrófono. Este recurso ha sido muy utilizado en las películas para lograr un ambiente tenso e incómodo. El sonido llama la atención y resulta muy negativo, por lo que nos quedamos enfadados mirando al causante.
  • El goteo constante de un grifo. Puede parecer inofensivo pero debido a que es un sonido constante y mantenido, puede llegar a resultar muy molesto e incluso inaguantable.
  • La sierra eléctrica. No produce un sonido agudo o chirriante pero sí fuerte, y esto la hace muy incómoda.
  • El sonido de un cuchillo rozando una botella. Este sonido puede resultar especialmente desagradable e incluso llegar a provocar escalofríos debido a su tono irritante.
  • Una arcada. Es inevitable sentir rechazo ante el sonido que produce una arcada. En ocasiones, provoca tal reacción en nuestro organismo que tendemos a “contagiarnos” y sufrir náuseas.
  • El roce de dos corchos de poliestireno expandido. Al juntarse estos corchos producen un sonido entre agudo y rechinante que te hace taparte los oídos de inmediato.

Lo que tienen en común estos sonidos es su alta frecuencia e intensidad. Esta intensidad es interpretada por la amígdala como incómoda y tendemos a escapar del lugar de donde provenga el foco del sonido.

¿Por qué el cerebro rechaza algunos sonidos?

Hay sonidos que escuchamos en nuestro día a día y que podemos llegar a percibir como realmente desagradables. Es en el cerebro donde se determina si un sonido es agradable o desagradable.

La parte de nuestro cerebro que se encarga de procesar el sonido trabaja conjuntamente con la corteza auditiva y la amígdala. La corteza auditiva emite una respuesta que es modulada por la amígdala. Si la intensidad es muy elevada la respuesta será negativa.

La voz de alguien también puede llegar a resultar muy agradable, o por el contrario, disgustarnos. Seguro que si te paras a pensar identificas algún sonido que te gustaría no tener que volver a escuchar e incluso te provoca irritabilidad. Estos sonidos producen una respuesta negativa en nuestro cerebro y nosotros reaccionamos con rechazo.

Al escuchar un sonido desagradable notamos que nos afecta a un nivel emocional, por tanto, influye en nuestro estado de ánimo. Según el nivel en que nos resulte desagradable, responderemos con muecas de desagrado o incluso, optaremos por taparnos los oídos.

Los sonidos agradables, por el contrario, generan una reacción positiva en tu organismo y te invitan a querer repetirlos. Por eso, escuchas tu canción favorita en bucle y eres capaz de relajarte al oír las olas del mar. Ciertos sonidos provocan una respuesta altamente positiva por parte de la amígdala ayudándonos a relajarnos y disfrutar de ellos.

Enfermedades asociadas al rechazo de sonidos

En casos extremos, algunas personas pueden llegar a desarrollar misofonía frente a ciertos sonidos o fonofobia. La misofonía es una patología que afecta al cerebro y hace intolerante a unos sonidos concretos a quien la padece. Esta patología puede provocar ansiedad, pánico y rabia.

A menudo se tiende a confundir la misofonía con la hiperacusia. Siendo esta última la tendencia a escuchar algunos sonidos extremadamente altos.

La fonofobia es una enfermedad que, aunque su origen es neurológico, guarda relación con la audición, ya que consiste en el miedo irracional a sonidos estridentes y repentinos. Es normal que nos asustemos con ruidos fuertes imprevistos pero las personas que padecen fonofobia pueden llegar a sentir ansiedad en su día a día temiendo que una situación de esta índole tenga lugar.

¿Qué hago si estos sonidos desagradables me afectan en mi día a día?

Nuestra recomendación es que acudas a un centro auditivo donde un profesional pueda llevar a cabo las pruebas pertinentes para determinar la afección, en caso de haberla. Una audiometría puede ser una buena opción para comprobar en qué punto se encuentra tu audición. A raíz de esta prueba puedes saber si padeces, por ejemplo, hiperacusia.

En cualquiera de los casos, siempre es recomendable acudir a un centro de audición periódicamente para realizar una revisión y actuar a tiempo en caso de detectarse alguna anomalía.

Fuentes:
https://psicologiaymente.com/clinica/fonofobia
https://quierocuidarme.dkv.es/salud-para-todos/la-enfermedad-de-los-sonidos-desagradables