Seguramente el término cóclea o caracol te traslade a las clases de biología o ciencias naturales que dabas en el colegio. Esta parte del oído, porque aunque se puede llamar de dos formas diferentes es la misma, es fundamental en el proceso de la audición. Tanto es así, que se encarga ella misma de la función de la audición.
¿Pero qué es la cóclea? Es la parte encargada de la audición porque en su interior se encuentra el órgano de Corti, responsable de la audición.
La cóclea es una estructura que mide unos 34 mm en personas adultas, pero su peculiaridad se encuentra en su forma. Se denomina así porque tiene forma de tubo enrollado en espiral que se localiza en el oído interno. Ciertamente es como el caparazón del caracol y seguramente estés familiarizado con ella al observarla en libros. Pero lo que puede que no sepas de la cóclea es que su vez, está en conexión con las células ciliadas del oído encargadas de transformar las vibraciones de sonido en impulsos nerviosos que son enviados al cerebro.
Otra curiosidad del caracol del oído es que lo tienen todos los mamíferos, es decir, forma parte del sistema auditivo de esta clase de animales.
En cuanto a sus partes y pese a la complejidad y cantidad de partes que posee el oído, se dividen en tres esenciales:
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Pero aparte de las tres partes esenciales, son tres las cámaras longitudinales que la conforman: la rampa timpánica, rampa vestibular y rampa media. Asimismo, estas tres están separadas por dos tipos de membrana: la membrana de Reissner y la membrana basilar.
La rampa timpánica y la rampa vestibular contienen un líquido que puede parecerse al suero y se denomina perilinfa. Además, se comunican entre sí a través de un pequeño conducto denominado helicotrema, situado en el extremo de la cóclea. Por otro lado, la rampa media o conducto coclear se encuentra situada entre la rampa vestibular y la timpánica y contiene la endolinfa. Por último, el órgano de Corti es el nexo entre la rampa timpánica y la rampa media.
La membrana de Reissner separa la rampa vestibular y la media, y su función es conservar la endolinfa en el conducto coclear, donde este debe permanecer. Por otro lado, la membrana basilar se encarga de separar las rampas media y timpánica.
Para hablar más profundamente de la función de la cóclea debemos mencionar al nervio auditivo, la zona del caracol donde se produce la audición y, que además, de participar en el funcionamiento de la audición también se encarga del equilibrio. Es por ello que la cóclea, el nervio auditivo y los canales semicirculares están conectados para garantizar la realización de estas funciones.
Al nervio auditivo también se le conoce por el nombre de nervio vestibulococlear o nervio estatoacústico.
Debido a que ya hemos explicado cómo es la transmisión de los sonidos desde el oído al cerebro, conviene saber qué capacidad posee el caracol o cóclea. Cuenta con una capacidad de carácter excepcional para analizar el sonido en frecuencia y también intensidad. Los seres humanos oímos sonidos de 20 HZ a 20.000 Hz (unas 10 octavas) con un poder de discriminación de 1/230 de octava (= 3 Hz a 1000 Hz).
En 1000 Hz, nuestra cóclea puede codificar presiones acústicas de sonido comprendidas entre 0 dB SPL (2 x 10-5 Pa) y 120 dB SPL (20 Pa).
La respuesta es sí. Las células ciliadas no pueden regenerarse y cuando sufren una lesión, hacen que la persona pierda la audición. Los motivos que desencadenan que estas células se rompan son, entre otros, la exposición crónica o intensa a ruidos o sonidos fuertes.
Gracias a los audífonos y a otras terapias alternativas de regeneración de estas células, la persona puede recuperar su audición, o parte de ella dependiendo del grado de gravedad, gracias a herramientas o dispositivos adecuados.
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