Es posible que te hayas preguntado alguna vez si un árbol cayera en una isla desierta puede emitir sonido y es que, ¿puede existir algo que no se percibe?
En este artículo te hablamos de los sonidos que no se oyen pero a los que todos estamos expuestos y cómo puede influir en nuestra salud auditiva.
Un sonido inaudible es aquel que nuestro oído es incapaz de percibir. El oído joven y sano del ser humano escucha de los 20 Hz a los 20 KHz pero a medida que pasan los años, las personas adultas empiezan a dejar de escuchar algunos sonidos. Pero, ¿a qué edad empieza a suceder esto?
Ojalá pudiéramos tener una respuesta clara a esta pregunta, pero cada persona es un mundo y la manera de cuidar nuestros oídos influye mucho en nuestra salud auditiva. Aún así, por lo general, la pérdida auditiva es un proceso gradual. Pero, según los datos, podemos decir que una de cada tres personas mayores de 60 años y la mitad de los mayores de 85 años sufren pérdida de audición.
Los sonidos de baja frecuencia son producidos tanto por objetos como por animales y su característica principal es que viajan a mayor velocidad que otros. Hay veces que el oído humano es capaz de percibirlos, pero otras veces son totalmente inaudibles.
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Como decíamos, este tipo de sonidos son muy frecuentes en el mundo animal y se utilizan para comunicarse entre algunas especies. Por ejemplo, las ballenas jorobadas emplean estos sonidos, como sabes, pueden recorrer una gran distancia sin que sean interrumpidos por objetos que encuentran en su camino, en este caso rocas o corales.
Como sucede muchas veces, la tecnología se ha inspirado en el mundo animal y utiliza este tipo de sonidos de baja frecuencia. La razón es muy sencilla: su eficacia es mayor, ya que pueden recorrer distancias más grandes a una gran velocidad.
Como decíamos más arriba, los animales son capaces de emitir estos ruidos infrasónicos pero tiene otros orígenes. Por ejemplo, las corrientes de aire, algunos aparatos y ciertos vehículos.
De hecho, las personas que trabajan en la conducción de vehículos pesados o quienes desarrollan su labor en oficinas con sistemas de ventilación pueden exponerse a estos sonidos infrasónicos sin saberlo.
Aunque te cueste creerlo, los sonidos imperceptibles también pueden dañar la salud de tus oídos. Estos son los principales problemas que puede provocar una exposición continuada de estas frecuencias infrasónicas.
Pero ¿cómo es posible que nos haga daño algo que no escuchamos? Pues sucede. El motivo es el siguiente: las frecuencias del cuerpo humano oscilan entre 1 y 6 Hz, por lo que cuando se expone a frecuencias similares, se desequilibra con facilidad y pueden afectar a la capacidad auditiva.
Si tu trabajo te permite utilizar protectores de oídos especiales que absorben sonidos de baja frecuencia y así proteger tu sistema auditivo, desde Miaudífono te animamos a hacerlo. También resulta útil, lógicamente, estar lo más alejado posible de ese tipo de sonidos.
En estos casos y sea cual sea tu trabajo, es muy importante que revises tu salud auditiva de forma periódica. Es recomendable acudir al otorrino al menos una vez al año, antes si detectas cualquier tipo de problema.
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